jueves, 12 de enero de 2012

MUJERES PARTE 1

En la nueva era Dios ha destinado que debe ser la mujer quien de un cambio drástico a la sociedad, pero primero debe aprender a pensar por sí misma, incluso en su propia conveniencia como persona activa de una sociedad que la clama a gritos, necesitándola presurosamente para cambiar las actividades negativas por positivas, e infringir los valores morales correspondientes a una sociedad pacifica y evolucionada.

La mujer tiene valores intrínsecos desde su creación, que la hacen ser alguien muy especial y esencial para lograr el desarrollo y evolución del hombre como raza dominante en el mundo, es ella quien dentro de su espíritu guarda un inmenso amor hacia sus hijos, defendiéndolos y sacándolos adelante pese a las adversidades, el sentido de conservación de la especie está más arraigado en ella desde tiempos remotos, además tiene la capacidad de ver más allá de las cosas, algunos dicen que las mujeres tenemos un sexto sentido que nos permite ver algunas cosas antes de que sucedan, desafortunadamente tenemos un talón de Aquiles  (Genesis 3:15) y aun cuando muchas niegan sentirlo sufrimos de la llamada “envidia femenina”, bien sea hacia los logros, la suerte o el físico de otra mujer, en algunas es tan arraigado este sentimiento que serian capaz de hacer daño a otra solo por esto, y es precisamente la envidia el sentimiento altamente negativo que no permite que nos apoyemos como género, y que pensemos que una mujer no es idónea para asumir un cargo en el cual pueda adaptar cambios positivos para la sociedad, que de años de ser gobernada por hombres solo nos deja historias de guerras tontas, contaminación ambiental y decadencia social; no piensen que esto es solo culpa del género masculino en un cien por ciento, pues nuestra indiferencia nos hace igual de culpables. Es así como en vez de convertirnos en una fuerza solida y pensante en la sociedad nos convertimos en un objeto de ella, en el adorno que necesita la publicidad para vender un producto. En la esposa que calla con golpes en su rostro, mientras asegura a su familia haberse caido por una escalera, para tapar las agreciones de las cuales fue victima. 
En la mujer que tolera un esposo maltratador e infiel, solo por no dejárselo a la que sale a divertirse con él los fines de semana. En la amante oculta de aquel hombre casado que solo la ve como un objeto sexual y no como un ser humano que piensa, siente, tiene sueños y metas, “el peor enemigo de una mujer siempre es otra mujer” y la razón no es más que la envidia femenina, “si no es para mí que no sea para nadie”.
Este sentimiento solo nos ha traído división y no nos permite ver a las demás como realmente son, seres capaces de estudiar cualquier tipo de carrera, de emprender con sagacidad e inteligencia cualquier meta que nos propongamos, e inclusive confiar en lo que tenemos dentro de cada una de nosotras para ir más allá, porque dentro de cada una esta la energía que mueve al mundo, somos las portadoras de la más grande capacidad de amar, y esto nos permite ver con mayor facilidad las necesidades de la sociedad y por ende las posibles soluciones.
Es irrisorio saber que somos más mujeres que hombres en el mundo,  que casi todos los países escogen sus gobiernos por votación y aun así son muy pocas las mujeres que logran llegar a ser mandatarias de un país, ¿A dónde está el apoyo de género?, quizá frustrado por la envidia femenina, que no nos deja ver que pueden haber mujeres más inteligentes o bellas que yo, todas aunque seres humanos diferentes tenemos algo en común y es el ser mujeres, y por ende  somos nosotras quienes tenemos la responsabilidad de dar ejemplo de amor propio y hacia el prójimo sin envidias,  buscando sacar la sociedad de la decadencia moral y espiritual en la que se encuentra.
Solo imaginen por un instante si todas las mujeres decidiéramos hacer y cumplir un pacto, donde ninguna se fijase en el esposo o compañero de la otra, se pueden imaginar el jaque mate en el que colocaríamos a los hombres, descarados e infieles que gozan y se ufanan de sus hazañas de don Juan.
Es irónico que sean precisamente algunos hombres quienes se encarguen de exaltar la inteligencia y valores femeninos, es contradictorio pero son ellos quienes han aprendido a admirar la  labor de una mujer inteligente, quienes salen a las urnas a votar por ellas, y esto es porque las pueden ver como seres humanos normales sin la venda de la envidia en los ojos. Si miramos en detalle las mujeres más exitosas casi siempre están rodeadas de muchos hombres y los convierten en sus amigos, este tipo de mujeres no son bien aceptadas por los demás y la razón es realmente la misma “envidia”.
Dios nos hace una gran invitación para evolucionar, compartiendo esa maravillosa energia que hay dentro de cada una de nosotras, desarrolando  sin envidia nuestra gran capacidad de amar al projimo.